viernes, 27 de noviembre de 2015

Sucedidos


Dicen que dicen que sucedió un sucedido de un verídico, que sembraba gentes.

Morir de alegría no le produjo ninguna pena.

No se marchó, no. Se marchitó, y buscó cualquier escusa en la brisa para desplazarse.

Por Halloween, un muerto se cagó en los muertos de otro muerto, y estos tomaron represalias contra él.

Le dolía y tenía muy mala calabaza; a través de sus ojos, por Halloween, se podían observar las ideas apagadas.

Paseando por el cementerio vi mi nombre en una tumba, desde entonces vivo demuestrando, sin frutos, que existo, que no soy ese.

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